II. El estrés, los cuidados institucionales y los niños.

Cuando hablamos de estrés hay que distinguir entre tres tipos de estrés. El estrés positivo, el asumible y el tóxico.

El estrés positivo genera pequeñas alteraciones en el cuerpo (acelerar el pulso, estado de alerta emocional o cognitivo puntual.) Es provocado por acontecimientos en el día de la vida, pequeñas adversidades, retos, etc. Los niños, con el acompañamiento adecuado de los adultos, aprenden así enfrentarse a la vida.

El estrés asumible implica un aumento brusco de estrés que potencialmente podría ser dañino para el organismo, pero que por su duración limitada en el tiempo y el adecuado acompañamiento son asumibles y el cuerpo es capaz de volver a su estado sano. Ocurre cuando un niño se hace mucho daño, cuando muere o enferma gravemente alguna persona cercana, cuando presencia algún evento impactante, etc. Esencial en este tipo de acontecimientos es la relación cálida, de seguridad con los adultos. En ausencia de tal relación, el estrés asumible se vuelve tóxico para el cuerpo.

El estrés tóxico implica un estrés alto durante demasiado tiempo, muchas situaciones estresantes seguidas o un pico de estrés sin el adecuado acompañamiento. Muchas veces pasa desapercibido, porque se trata de un nivel de estrés que en primera instancia no parece dejar huella, pero que por ser prolongado en el tiempo, va erosionando el funcionamiento sano del cuerpo. El estrés tóxico hace que el cuerpo produzca un excedente de cortisol que no es adecuadamente eliminado porque es demasiado prolongado en el tiempo, porque el cuerpo no tiene tiempo de recuperarse o porque no hay un acompañamiento adecuado que permite al cuerpo relajarse suficientemente. Los efectos en los niños pequeños son los más nocivos, porque alteran el funcionamiento del cerebro y dejan huellas difícilmente borrables. No recibir suficientes cuidados afectivos, pasar demasiado tiempo a cargo de adultos con los cuales no existe un vínculo seguro, no poder moverse y/o explorar suficiente, no sentirse queridos, estar sometido a exigencias demasiado elevadas, estar mucho tiempo en entornos estresantes, son algunos ejemplos de situaciones de estrés tóxico para los niños.

Efectos nocivos del estrés.

El estrés tóxico afecta al funcionamiento del cerebro: disminuye la conexiones neuronales (sinapsis) y conlleva la disminución del volumen de cerebro en el cortex prefontal. Esta es la zona que está involucrada en las funciones cognitivas y emocionales como son la toma de decisiones, el comportamiento social y la regulación de la impulsividad. El exceso de cortisol produce cambios en el funcionamiento del cerebro1. Otro de los efectos del estrés tóxico es la excesiva sensibilidad al mismo estrés: los niños se sienten atacados, o reaccionan de forma impulsiva ante expresiones y actitudes neutras de otras personas. Cuanto antes en el proceso de desarrollo del niño se produce este efecto, más duradero es.

Estrés en bebés.

Incluso en las madres embarazadas, el cortisol (de la madre demasiado estresada) penetra en la placenta y afecta al desarrollo del feto. El estrés crónico en una madre embarazada durante el último trimestre está vinculado a la aparición de TDAH en el niño más adelante.

Se sabe también que los recién nacidos que son dejados en el abdomen de la madre al nacer, piel con piel, eliminan rápidamente la adrenalina y el cortisol, consecuencia del proceso de parto. Cuando los bebes son separados de la madre, el cortisol y la adrenalina permanecen mucho más tiempo en el cuerpo de los recién nacidos.

Otros factores que producen estrés:

Dejar llorar tiene el mismo efecto nocivo en los bebes y niños.

Dormir separados de la madre también: niños de menos de un mes que duermen separados de sus padres muestran mayor sensibilidad al estrés.2

Para los bebes es esencial que haya momentos frecuentes de contacto visual con el adulto cuidador, de sonreír, de divertirse, de estar en brazos, de ser tocado, masajeado. Todo lo que tiene que ver con la vivencia del placer con el adulto le ayuda a crear un vínculo seguro, y le ayuda al equilibrio emocional, aumenta la resistencia al estrés y potencia el sistema inmune.

Se sabe por las investigaciones que los niños que tienen un buen vínculo afectivo con la madre (con la figura de maternaje), son más resistentes al estrés (soportan mejor el estrés y eliminan más rápidamente el cortisol), tienen relaciones más estables y obtienen mejores resultados académicos.

Indicaciones de que hay un exceso de estrés:

enfermar con frecuencia, comportamientos violentos, falta de exploración, ansiedad e inseguridad.

En general, los niños y las niñas suelen reaccionar de forma diferente ante el estrés excesivo. Es más frecuente que los niños presentan comportamientos violentos y de enfado, y las niñas un comportamiento de miedo y de alerta. (Diferencias que en gran medida se deben a las reacciones diferentes por parte de los adultos ante las manifestaciones de la agresividad por parte de los niños y niñas más pequeños.)

Estrés en la escuela infantil.

Un ejemplo son los mordiscos en los grupos de niños de 2 o 3 años. Cuando un niño o una niña sufre demasiado estrés, en muchas ocasiones la tensión se acumula en la zona de la boca. El morder es una reacción puramente fisiológica de distensionar. El niño o la niña no lo puede controlar: la necesidad del cuerpo de bajar la tensión genera el impulso de morder. A no ser que castiguemos y la tensión que generamos en la criatura por el miedo al castigo es aún mayor. Puede que de esta forma reprimimos el acto de morder, pero a costa de la interiorización de la tensión. El malestar emocional que con ello se genera, seguramente se somatiza de otra forma. La solución ante la problemática de los mordiscos en las escuelas infantiles pasa por buscar canales de descarga (objetos para morder), y más importante aún, la prevención: reducir el estrés al cual están sometidos las criaturas. (Demasiados niños en el grupo, demasiados estímulos, poca disponibilidad afectiva del adulto, etc.)

Las investigaciones indican que el estrés es más alto en aquellas escuelas infantiles donde los ritmos son altamente marcados (todos hacen las mismas actividades a la vez) y/o donde se cambia frecuentemente de actividad. Algo muy típico para las escuelas infantiles donde haya muchos niños por cuidador. El entretener es necesario para poder mantener un grupo grande de niños desconectados de sus propias emociones y necesidades que no pueden ser atendidas, y sustituirlas por una constante distracción. A la vez hay una sobre-estimulación, resultado de una mala interpretación del concepto de la estimulación temprana y de la publicidad engañosa que han creado un sinfín de empresas vendedoras de todo tipo de materiales que supuestamente aumentan la inteligencia de los niños. El constante entretener y sobre-estimular a los bebes y niños pequeños, les hace desconectar de sus propias emociones y de sus propias necesidades, generando un estrés latente. Un estrés que no pueden gestionar y que a la larga produce efectos nocivos en el cerebro y se manifiesta en el comportamiento poco adecuado.

Factores que ayudan a bajar el estrés en las escuelas infantiles:

que cada niño puede hacer las actividades libremente, que pueden dormir a su propio ritmo, grupos no demasiado grandes, suficientes adultos disponibles con una buena relación afectiva. En general todo lo que le hace sentirse a un niño querido, seguro y aceptado, con suficiente libertad de exploración y respeto a su propio ritmo.

El estrés en los cuidados institucionales.

Estudios comparativos3 entre niños pequeños en casa o en escuelas infantiles también indican que en los últimos hay un pico de estrés por la mañana y otro, más alto aún, por la tarde. Un pico que no está presente en los niños atendidos en casa. Además el pico de estrés no se da por la tarde en los niños que estuvieron por la mañana en la escuela y por la tarde en casa. El efecto es mayor en niños más pequeños (2 y 3 años) que en niños mayores (4 y 5 años).

El mayor estudio de larga duración4 hecho en EEUU sobre los cuidados infantiles (seguimiento a más de 1000 niños en 10 ciudades) revela que cuanto más tiempo pasan los niños pequeños en escuelas infantiles y en otras formas de cuidados infantiles no parentales, más problemas de comportamiento presentan.

Es un estudio polémico, porque parece contradecir otros estudios que afirman que los niños que pasan por una escuela infantil, tienen mejores habilidades sociales y resultados académicos. La explicación por tal diferencia puede residir en la siguiente excepción en este estudio: los programas ‘Head Start’, dirigidos a familias con pocos recursos en el cual se ofrece servicios integrales (desde asistencia al embarazo hasta servicio de guarderías). En este programa se hace mucho incapie en la calidad de la relación entre el adulto (la madre) y el niño, o en la calidad de la relación entre el cuidador y el niño. Para niños pequeños, por ejemplo, ofrece ratios bajos (4 niños por adulto con un máximo de 8 niños por grupo.)

Estudios posteriores confirmaron los resultados y se investigaron de forma más profunda varios factores que influyen en los resultados.

Fueron confirmados los problemas de conducta a largo plazo, en la adolescencia.5

Especialmente los cuidados institucionales a edades tempranas y de larga duración son buenas indicadores para futuros problemas de comportamiento.6

Los estudios que relacionan la mala calidad de la atención (y uno de los criterios es más de 15 niños por grupo) con mayor estrés.7

Los estudios que investigan la relación de la calidad de los cuidados no-parentales con los problemas de comportamiento no siempre parecen ser unánimes. Uno de los problemas son los criterios de calidad, ¿cómo se miden?, y otro problema son las influencias externas, como son la calidad de vínculo con la madre y la situación socio-económica de las familias.

A base de un estudio, Sue Gerhardt llegó a la conclusión de que “no es la ausencia de la madre lo que aumenta el nivel de las hormonas del estrés, como el cortisol, sino la ausencia de una figura adulta que estuviera alerta y se hiciera responsable del estado emocional del niño en cada momento”8

Todos estos estudios parecen cuestionar las conclusiones de otras, que afirman sin matices, que asistir a un centro pre-escolar es positivo para los niños. Uno de ellos, es el informe de la Comisión Europea9, que entre sus conclusiones afirma: «Encuestas internacionales de las prestaciones de los estudiantes (PISA y PIRLS) muestran claramente los beneficios de la asistencia a un centro pre-escolar.»10 Para tal afirmación se refiere a dos estudios estadísticos de los resultados académicos de los niños.

El primer estudio refleja los resultados en matemáticas a los 15 años. Las cifras muestran mejores resultados para aquellos niños que como mínimo asistieron 1 año a un centro pre-escolar frente a aquellos que no lo hicieron. Pero se admite que tal influencia en realidad es menor que otros factores como el origen socio-económico, la motivación o el sexo.11 ¿No sería entonces una mejor conclusión, afirmar que la educación no es capaz de superar o corregir las malas condiciones socio-económicas de origen?

El segundo estudio de referencia, es el nivel de lectura en 4º de primaria. Se afirma que los niños que asistieron como mínimo un año en una escuela pre-escolar, dan mejores resultados en el tema de la lectura. Aunque admite que en diferentes países, como Francia y Finlandia, tal diferencia no se podía ver. (Creo que sería interesante investigar el por qué.)

Si miramos otras estadísticas del informe, nos encontramos con los siguientes hechos: casi la totalidad (el 93%) de los niños en Europa asisten como mínimo un año en un centro pre-escolar, sobre todo a partir de los 2,5 o tres años. (Sólo el 33% de los niños en Europa asiste a un centro infantil de primer ciclo.) Y las estadísticas dicen que entre los niños que no asisten a un centro pre-escolar, el porcentaje de familias con un entorno desfavorable es mayor. La pregunta que queda entonces es esta: la diferencia en el nivel de la lectura de los niños que asistieron o no a un centro pre-escolar, se debe a esta asistencia, o a otros factores como son el entorno familiar?

Conclusión:

Como mínimo, podemos concluir que asistir a un centro pre-escolar no siempre es positivo para los niños.

No es una conclusión tan disparate, si por ejemplo «Los pediatras recomiendan a los padres no llevar a los niños a la guardería antes de que cumplan los 2 años»12.

O leemos lo que dice Francisco Mora explica en su libro Neurociencias:

«Hoy empezamos a vislumbrar lo muy negativo que puede resultar para el cerebro de un niño de uno o dos años mantenerlo encerrado en una guardería cuando es bien sabido que las paredes de una guardería deberían ser jardines amplio y extensos llenos de <<cosas>>, vivas o no, que se pueden oír, tocar, oler, y aun hasta lamer y con las que el niño interactúe constantemente.»13

III. Baja (y excedencia) por m/paternidad

Referencias

1  National Scientific Council on the Developing Child. (2005/2014). Excessive Stress Disrupts the Architecture of the Developing Brain: Working Paper 3. Updated Edition. http://www.developingchild.harvard.edu

2  Solitary sleeping in young infants is associated with heightened cortisol reactivity to a bathing session but not to a vaccination M.S. Tollenaar, R. Beijers, J. Jansen, J.M.A. Riksen-Walraven, C. de Weerth; Radboud University Nijmegen, Behavioural Science Institute, Department of Developmental Psychology, Nijmegen, The Netherlands

3  The Rise in Cortisol in Family Daycare: Associations With Aspects of Care Quality, Child Behavior, and Child Sex,

Megan R. Gunnar, Erin Kryzer, Mark J. Van Ryzin, and Deborah A. Phillips.

4  Study of Early Child Care and Youth Development, the largest long-term study of child care in the United States, which was undertaken by the National Institute of Child Health and Human Development, a branch of the National Institutes of Health.

5  Belsky et al.,2007; Vandell, Belsky, Burchinal, Steinberg, & Vandergrift, 2010.

6  Belsky et al., 2006; Bradley & Vandell,2007

7  Legendre A. Environmental features influencing toddlers’ bioemotional reactions in daycare centers. Environment and Behavior. 2003;35:523–549.

8  p 61, El Amor Maternal (2004), Sue Gerhardt, editorial Albesa.

9  Key Data on Early Childhood Education and Care in Europe, 2014 Edition, Eurydice and Eurostat Report

10 «International student achievement surveys (PISA and PIRLS) clearly show the benefits of ECEC attendance»

11  «However, it is important to note that ECEC attendance seems to have less influence on the educational results of 15-year-old students results than many other variables, for example socioeconomic background, gender or student motivation,»

12  http://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2013/06/11/pediatras-recomiendan-padres-esperar-ninos-cumplan-2-anos-llevarlos-guarderia/00031370977520309389439.htm

13  Francisco Mora, en «Neuroeducación, solo se puede aprender aquello que se ama», Alianza Editorial.